La tuberculosis bovina es una enfermedad crónica de los animales provocada por la bacteria My cabacterium bovis, que puede trasmitirse al ser humano. Se trata, por tanto, de una importante zoonosis.
Los programas de control y eliminación de animales infectados han reducido su incidencia de la enfermedad tanto en el hombre como en los animales.
La tuberculosis bovina tiene alto impacto en las poblaciones de riesgo como: trabajadores rurales, trabajadores de predios,veterinarios, etc.
Nos preocupa que las administraciones,ante los datos científicos, siga pensando y trasmitiendo la idea de que este grave problema radica casi exclusivamente en que no se realiza correctamente la prueba intradermotuberculinización en el ganado bovino, sin dar la importancia que realmente tienen los datos oficiales que existen sobre el alto número de jabalíes y ciervos turberculosos que pueblan los campos (dehesas y cotos de caza mayor), que están en contacto directo e indirecto con el ganado bovino,extensivo, y que consecuentemente diseminan el micobacterium tuberculoso en pastos, charcas, bebederos y comederos. La intervención de la administración medioambiental en la fauna silvestre para evitar la propagación constante de este indiscutible riesgo que amenaza la Salud Pública es necesaria, y la encargada y responsable de la gestión técnica y sanitaria de los cotos de caza y de la fauna silvestre.
Evitar, dentro de lo posible, el contacto entre animales domésticos, jabalíes y ciervos tuberculosos es lo que señala el sentido común y recomienda toda la bibliografía científica mundial especializada.
Este largo, completo y costoso proceso de lucha para el control y erradicación de la tuberculosis afecta al futuro de nuestra cabaña ganadera extensiva y a los mercados de la carne, así como a los animales de caza, sus carnes y su comercialización en mercados exteriores. Pero sobre todo, y lo más importante, es que ambas cosas nos incumben a todos, y pueden afectar a la salud pública y a nuestro prestigio internacional. Hay que defender y desarrollar a ambos sectores, la ganadería extensiva y la caza mayor, pero cada una en su hábitat sometidas a la misma normativa legal sanitaria y siendo conscientes de lo que cada sector aporta al bienestar de la población y a la protección de la salud pública.
Algunas veces da la sensación, leyendo ciertos escritos, que la caza mayor es una actividad que genera mucha más riqueza y empleo en las zonas de dehesas que la ganadería extenvia y entonces,nos surge una pregunta, ¿es que hay alguien que pueda estar pensando que es mejor para la población rural y su desarrollo que la caza mayor desplace a la ganadería extensiva de la dehesa y que ocupe su lugar? Sería un error histórico sin precedentes desde el punto de vista económico, social y sanitario.